El PRM programático

Por: Eddy Olivares Ortega

Con sobrada razón el legendario luchador antitrujullista, Rafael -Fafa- Taveras, insiste siempre en la conveniencia de que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) difunda, de manera permanente, su programa de gobierno de la pasada campaña electoral del año 2020.

Los principales motivos por los cuales el distinguido miembro de la Dirección Ejecutiva del partido de gobierno desea que el referido programa sea ampliamente conocido por la ciudadanía y, muy especialmente, por los perremeistas, podrían ser: 1) el ideológico, 2) el cumplimiento con el electorado, y 3) el aporte al éxito del gobierno.

La fundación del PRM, el 9 de septiembre de 2014, contribuyó, en el ámbito programático, con la calidad de las campañas electorales correspondientes al 2016 y al 2020, tomando en consideración que durante sus 16 años consecutivos de gobierno el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) no le dio ninguna importancia al tema programático, caracterizándose, en cambio, por un ejercicio extremadamente populista y clientelar del poder.

De conformidad con el artículo uno de sus Estatutos, el PRM es una organización de orientación socialista democrática, por lo que su programa de gobierno debe ser progresista.

Aprovechándose de un electorado poco informado, el PLD hizo de cada proceso electoral un espectáculo de popularidad, basado en una caricatura de estado de bienestar, la cual le dio un excelente resultado hasta su división en el año 2020.

Contrario a los gobiernos del PLD, el gobierno del compañero Luis Abinader y el PRM debe ser un gobierno progresista, enmarcado dentro de un Estado social de derecho.

En cuanto a la conveniencia de contar con partidos programáticos como el PRM, un interesante trabajo de investigación titulado La política al encuentro de las políticas, realizado en 50 países de Centro y Sudamérica, África Occidental y Oriental, Europa Central y del Este y el sur de Asia, por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), reflejó un bajo grado de institucionalización y poca sustancia programática entre 300 partidos políticos examinados.

Los autores del citado trabajo han definido al partido programático como “un partido que despliega preponderantemente programas coherentes de políticas orientados hacia la generación de bienes públicos de alcance nacional, que constituyen la base de los vínculos del partido con sus miembros y votantes, la competencia electoral con otros partidos o su formulación de políticas”.

Nuestra democracia continúa atrapada por un arraigada cultura clientelar, la cual llegó a su pico más alto durante los 16 años de gobiernos del PLD. La última gran muestra de esa práctica fue la campaña electoral llevada a cabo por Gonzalo Castillo en las pasadas elecciones, en medio de la pandemia del Covid-19, en la cual llegó hasta a utilizar como medio de propaganda los aviones de su empresa para transportar a los pasajeros dominicanos desde el exterior.

Resulta conveniente recordar que, durante la campaña electoral, el compañero Luis Abinader realizó una exitosa campaña, basada en argumentos relativos a la lucha contra la corrupción y la impunidad y la buena gobernanza.

Sin embargo, tomando en consideración los efectos empobrecedores de la pandemia,  el presidente Luis Abinader no tiene otro camino que el de continuar brindando el asistencialismo que demanden las circunstancias, sin poner en riesgo su inquebrantable voluntad de ser recordado como un presidente honesto y reformador.

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