Desempleo o inflación

Por APOLINAR VELOZ

La recomendación del FMI para controlar la inflación debía ser repensada. Todas las economías no responden de la misma manera a las políticas monetarias, por tanto, es preciso contemplar otras medidas que eviten estos efectos.

Como resultado de la interrupción de la cadena de suministro en el mercado mundial, debido inicialmente a la pandemia y más recientemente acentuada por la guerra entre Rusia-Ucrania, se ha producido un incremento de los precios de las materias primas y de los combustibles en los mercados internacionales. El encarecimiento de estas materias primas presiona al alza los precios relativos y ha desencadenado un proceso inflacionario que amenaza la recuperación económica en que se encuentra la economía mundial. Esta situación es más grave por el incremento del tiempo de espera de los buques en los puertos marítimos, que esperan semanas para cargar y descargar mercancías y, desde luego, incrementa el costo de los servicios de transporte marítimos (flete y seguro).

Al final del 2021, el FMI recomendó a sus estados miembros la política de aumentar sus tasas de interés. Con esta medida se espera menguar los efectos negativos que el aumento de la inflación tiene sobre el poder adquisitivo. Esta recomendación se fundamenta en que las presiones inflacionarias surgen de la expansión monetaria que se produjo con la asistencia pública a las familias por los efectos recesivos de la pandemia que aumentaron los niveles de desempleo.

Las transferencias del gobierno a las familias durante el 2020 y el 2021, financiadas con deuda pública, contribuyeron a mantener los niveles de demanda agregada; lo que permitió que la producción se mantuviera y se recuperara, induciendo a la conservación de los niveles de demanda de bienes intermedios importados, aunque con mayores precios. Consecuentemente, la demanda de importaciones conservó en alguna medida su ritmo de crecimiento, que frente al efecto-precio provocado por las dificultades del transporte de carga, contribuyó al aumento de la inflación.

Por otra parte, el aumento reciente del índice de precios al consumidor (IPC) ha sido impulsado también por la guerra entre Ucrania-Rusia. Los precios de los combustibles (petróleo, gas, carbón) así como de otras materias primas (trigo, níquel, aluminio, paladio) han aumentado en los mercados internacionales. El aumento de la inflación reduce los salarios reales, produciendo reclamos por ajustes salariales, tal es el caso de países europeos y latinoamericanos, cuya magnitud dependerá del poder adquisitivo de los trabajadores previo a la pandemia.

La salida a la elevada inflación es recesionar la economía tal y como recomienda el FMI. El mecanismo de transmisión es la reducción de las importaciones y de los costos de producción internos por la contracción del crecimiento económico. Según este organismo internacional, el aumento de las tasas de interés en EE. UU. incrementaría el costo financiero de la inversión privada y afectaría negativamente la demanda de consumo duradero (vivienda), posibilitando así la reducción de la inflación. Aunque cabe destacar que el alcance de ese objetivo se consigue con la contracción de la demanda (consumo duradero e inversión) lo que tendría efectos recesivos, desempleo y empeoramiento de los niveles de pobreza.

La tasa de política monetaria era de 2.25% en diciembre del 2018, reduciéndose paulatinamente hasta llegar a ser cero y negativa en términos reales durante el 2020, manteniendo ese comportamiento durante el 2021. Siguiendo la recomendación del FMI, la Reserva Federal inició aumentos escalonados de la tasa de interés y en marzo del 2022, la tasa de interés aumentó a 0.25% y actualmente es de 0.75%.

El aumento de la tasa de interés del banco central norteamericano no ha alcanzado el nivel adecuado para contener la inflación. En efecto, en el 2020 la tasa de inflación general fue de 1.4%, el año siguiente alcanzó la cifra de 7.0% y en el 2022 la inflación ya es de 8.5%. Por lo que se esperan sucesivos aumentos de las tasas de interés durante este año. A diferencia de otros países, el aumento de las tasas de interés en EE.UU. fortalece su moneda, ya que tasas de interés más elevadas la hacen más atractiva, produciendo una entrada de capitales en ese país; sobre todo porque dólar americano aún conserva la categoría de “moneda de reserva” en el mundo.

La apreciación del dólar americano tiene ciertos inconvenientes. Por un lado, encarece sus exportaciones y pierde competitividad en los mercados internacionales y por otro lado, se produce un efecto negativo en el multiplicador del comercio exterior que, dependiendo de su magnitud, podría afectar negativamente el crecimiento de su economía.

Cabe destacar que según las proyecciones contenidas en el Panorama Económico Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) del FMI de octubre del 2021, se prevé una contracción del crecimiento de la economía norteamericana y de las economías avanzadas de 0.3% y 0.8%, respectivamente, para el año del 2022. No obstante, esta tendencia podría ser manejada por la economía norteamericana porque dispone de herramientas como el seguro por desempleo y las correspondientes ayudas sociales.

En el caso de economías como la dominicana, caracterizada por ser pequeña, abierta y que no dispone de seguro de desempleo y con de transferencias sociales muy modestas, esta recomendación podría tener otras consecuencias que no necesariamente coinciden con los objetivos que se persiguen con esa medida.

La prensa local destacó que la misión del Artículo IV del FMI, que anualmente visita el país, se reunió la semana pasada con el presidente dominicano y el gobernador del Banco Central (BC) para discutir la propuesta estratégica de política monetaria que propone ese organismo para detener la inflación. Sobre todo, porque en el mes de marzo la tasa de inflación se situó en 9.05% respecto al mismo mes del año pasado, es decir que duplica la inflación que tradicionalmente reporta el BC de alrededor del 4.0%.

Siguiendo la recomendación del FMI, el Banco Central (BC) dominicano inició el proceso de aumento de la tasa de interés de política monetaria (TPM) que actualmente alcanza los 200 puntos básicos desde el año pasado a la fecha.

La economía dominicana no necesariamente tendrá efectos positivos con la adopción de la propuesta de aumento de tasas de interés. Controlar la inflación mediante políticas que se fundamentan en que la inflación es un fenómeno monetario y que el aumento de la tasa de interés contrae el producto por debajo de su nivel de pleno empleo (en el que no se encuentra la economía), terminaría aumentando el desempleo y los niveles de pobreza como consecuencia de los efectos distributivos de la inflación.

Es importante destacar que la brecha de tasa tasas de interés provocaría movimientos de capitales desde el país hacia EE. UU. y se devaluaría el peso dominicano. La reducción de los diferenciales de tasas de interés entre República Dominicana y los EE. UU. quizá no reduzca la salida de capitales del país, porque habría una preferencia por mantener dólares en vez de pesos dominicanos y aunque la tasa de interés doméstica sea mayor, el público preferiría mantener la moneda buena (dólar) de acuerdo con la Ley de Gresham. Entonces, se esperaría que el tipo de cambio se depreciaría y produciría un encarecimiento de las importaciones que, justamente es lo que está impactando la variación del nivel de precios. La depreciación del tipo de cambio podría incentivar a las exportaciones dominicanas, lo que podría tener efectos positivos sobre el crecimiento económico a través del multiplicador del comercio exterior; no obstante, esto no compensaría el efecto negativo de la devaluación sobre la demanda real.

Por consiguiente, cabría esperar un aumento de los costos de producción que, conjuntamente con el ajuste de las tasas de beneficio, incrementarían los precios de venta y consecuentemente la inflación. Podría argumentarse que el BC podría perder reservas internacionales para evitar la depreciación del tipo de cambio. Esta podrá ser una salida de corto plazo, pero tendría efectos sobre el endeudamiento del BC para restablecer los niveles de reservas internacionales y, tal vez, aumentaría aún más las presiones sobre la tasa de interés de los pasivos del BC, empeorando la situación financiera de esta institución.

La recomendación del FMI para controlar la inflación debía ser repensada. Todas las economías no responden de la misma manera a las políticas monetarias, por tanto, es preciso contemplar otras medidas que eviten estos efectos. En entregas anteriores, argumenté que las políticas públicas debían insistir en un fine tunning, es decir mirar hacia los potenciales de la economía dominicana y mezclar las propuestas de políticas imprimiéndole un sabor autóctono proveniente de la experiencia acumulada de su funcionamiento.

Aún se puede intentar una combinación de instrumentos de políticas más apropiada considerando el contexto actual de la economía dominicana, fijándonos en lo que resulta provechoso o no en la experiencia internacional

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