Habemus nuevo gobierno

Un buen gobierno, pues, es participativo, responsable, respeta las normas, mantiene un contacto permanente con la sociedad para lograr su consenso, propicia la equidad y lucha por la eficacia y la eficiencia

Por: CARLOS SALCEDO CAMACHO 

(Fuente: Acento)

Este próximo domingo tenemos un nuevo gobierno. Son muchas las esperanzas puestas en quien lo presidirá, Luis Abinader y su equipo. Lo que todos anhelamos es que sea un buen gobierno, que está determinado por la calidad de sus funcionarios. La mayoría de las personas anunciadas como parte del gabinete presidencial reúnen condiciones que pueden garantizar un ejercicio gubernamental adecuado. Pero del dicho al hecho hay un gran trecho. Ahora deberán demostrarlo.

El de Abinader será un buen gobierno si, como lo ha dicho reiteradamente, respeta el ordenamiento jurídico y lo ejerce democráticamente. Igualmente lo será si trabaja y logra un crecimiento económico y un desarrollo sostenibles, mejorando la calidad de vida de todos, involucrando a la gente en las decisiones y tomando en cuenta a los más desfavorecidos.

Abinader haría un buen gobierno si realiza acciones concretas para el mejoramiento de la justicia, el respeto de los derechos humanos, la preservación del medio ambiente y la protección a la ciudadanía, la lucha contra la corrupción y el cese de nuestra impunidad histórica hasta reducirla significativamente.

El buen gobierno proporciona y garantiza servicios públicos con eficiencia y calidad; es transparente y  promueve una opinión pública libre; garantiza salud, educación de calidad, seguridad y bienestar a los ciudadanos y crea las condiciones favorables para generar el bien común.

A nadie, salvo el que quiere pescar en río revuelto, le conviene un mal gobierno, que es una de las causas principales de los males que sufre nuestra sociedad.

Son muy pocos los países que han llegado a conseguir un excelente gobierno; pero es lo que se ha propuesto Abinader, a lo que debemos sumarnos, exigiendo derechos y contribuyendo al logro de estos objetivos.

Un buen gobierno, pues, es participativo, responsable, respeta las normas, mantiene un contacto permanente con la sociedad para lograr su consenso, propicia la equidad y lucha por la eficacia y la eficiencia, al tiempo de ser sensible a las demandas ciudadanas e institucionales.

Es cierto que la situación sanitaria y económica actual plantea un panorama sombrío. Pero, el buen gobierno esperado sabrá unir las fuerzas sociales para que seamos capaces de hacer que brille el sol para todos. Ojalá y así sea.

Sobre el autor:

Abogado, litigante, asesor jurídico, estratégico e institucional de diversas personas, empresas e instituciones.

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