Nombramientos de familiares, una vieja “practica”

República Dominicana tiene ya un nuevo mandatario. Y mucha polémica ha generado que en sus primeros decretos, los primeros designados sean personas que pertenezcan a las mismas familias, aunque en diferentes instituciones gubernamentales.

Aunque no lo justifica, esa práctica siempre ha sido criticada. Sí, siempre, porque todo el tiempo ha estado en el Estado.

Es algo así como una costumbre, una tradición que va de generación en generación. Por ejemplo, acabamos de salir del gobierno más descaradamente nepotista. Tal vez por eso estamos más reactivos y las críticas se hacen con más fuerza. Eso porque no se toma en cuenta que, aunque hacer lo mismo, de una manera distinta, no es cambio, sí hay diferencias.

La diferencia es que antes era un secreto que, aunque se gritaba a voces, nos tocaba sufrir con impotencia porque nadie rendía cuentas. Ahora lo sabemos porque es el mismo gobierno quien nos lo muestra.

La diferencia es que antes los gobernantes nombraban a dedo a toda la familia, según el rango de importancia o cercanía, pero en puestos botellas. Dejando solo pérdidas al Estado, porque además de las cuantiosas sumas de salarios, incentivos y demás, nunca prestaban ningún servicio. Eso sin contar que, en su gran mayoría, les robaban adicionalmente al erario.

Ahora nos quejamos, pero por primera vez ya sabemos quiénes son y a qué familia pertenecen. Ya sabemos a quiénes exigirles, a quiénes señalar. Desde antes de sentarse en su lugar de trabajo ya sabemos con certeza no solo qué función realizarán, sino con qué preparación cuentan.

Es solo cuestión de esperar los resultados. Estaremos pendientes y alertas. Sin importar a que clan familiar pertenezcan es su obligación poner a producir nuestras instituciones. Deben ser verdaderos servidores públicos, eficientes, responsables, porque tienen la capacidad intelectual y la experiencia para hacerlo con excelencia.

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