EDITORIAL: ABINADER SE CRECE CON HUMILDAD Y DECISIÓN EN SU VISITA SORPRESIVA A PUNTA CATALINA PARA ENFRENTAR LOS APAGONES

La República Dominicana ha vivido días difíciles debido a los intensos apagones que afectaron a millones de hogares y negocios. En medio de esta situación de incertidumbre, el presidente Luis Abinader dio un paso que sorprendió a todos: acudió personalmente, de manera inesperada, a la Central Termoeléctrica Punta Catalina en busca de soluciones inmediatas. Su gesto de liderazgo y cercanía con la gente ha generado un nuevo clima de optimismo en la población, que ahora espera confiada el restablecimiento pleno del servicio eléctrico este domingo.

Una visita inesperada y valiente

La llegada sorpresiva del presidente Abinader a Punta Catalina mostró el rostro de un gobernante que no se esconde en los despachos, sino que enfrenta los problemas junto al pueblo. Su presencia en el lugar, visiblemente incómodo al constatar la magnitud de la falla, dio fuerza a las versiones que apuntan a un posible sabotaje. Sin embargo, con la prudencia de un estadista, el mandatario manejó la situación con discreción para no alarmar a la población y concentrarse en la solución.

Durante el recorrido se le explicó que la avería se debió a un “pinche en una caldera”, una situación técnica que había sacado de operación a la planta y ocasionado los apagones.

De la incomodidad a la serenidad

Al inicio de la visita, Abinader reflejaba preocupación e incomodidad, pero al recibir el informe técnico completo, su semblante cambió hacia la serenidad. Con optimismo, envió un mensaje cercano y tranquilizador a la ciudadanía:

“Mañana se resuelve el calorcito”, dijo con sencillez, haciendo referencia a las altas temperaturas que azotan al país y a la necesidad vital de energía eléctrica para sobrellevarlas.

Ese tono humano, cargado de empatía, reforzó la confianza de la población en que el problema estaba siendo atendido en el más alto nivel.

El gesto de humildad: pedir disculpas

Quizás lo más relevante de su visita no fue la inspección técnica, sino su gesto de humildad al pedir disculpas a la población por los inconvenientes ocasionados. Pocas veces un presidente pide perdón por algo que no es responsabilidad directa de su gobierno, y eso engrandece la figura de Abinader.

Con un tono sincero, reconoció el malestar de las familias dominicanas:

“Ahora que el país ha sufrido en estos días, estamos buscando la solución más rápida posible. Vine personalmente para parar esa molestia y ese sufrimiento, que no solamente tienen las familias. Es una situación que nadie quiere porque nos afecta personalmente a nosotros, pero se nos escapa”.

Este acto de transparencia y empatía refuerza la imagen de un mandatario sensible, consciente de los sacrificios de su pueblo y dispuesto a dar la cara incluso en momentos adversos.

Optimismo en la población

El anuncio de que el sistema eléctrico volverá a la normalidad este domingo devuelve la esperanza a una ciudadanía que había sido castigada por prolongados cortes de energía. En un contexto en el que algunos sectores de oposición han insinuado maniobras para empañar los logros del gobierno, la acción directa del presidente desmonta cualquier narrativa de debilidad y coloca al liderazgo de Abinader en el centro de la confianza nacional.

Este editorial reconoce y felicita la acción del presidente Luis Abinader, quien de manera sorpresiva se presentó en Punta Catalina para enfrentar el problema de los apagones. Más allá de la solución técnica, lo que queda en la memoria colectiva es la humildad del mandatario al pedir disculpas por un hecho que no fue causado por su gobierno, pero que afecta directamente a la gente.

Ese gesto de humanidad, combinado con su decisión de actuar en el terreno, es lo que marca la diferencia entre un líder distante y un presidente cercano. La población dominicana, que ha sufrido con los apagones de los últimos días, hoy se siente más optimista porque vio al propio jefe de Estado asumir el problema como suyo y anunciar que la estabilidad eléctrica se restablecerá de inmediato.

En política, los gestos valen tanto como las decisiones, y Abinader acaba de dar una lección de liderazgo humilde, cercano y firme.

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